sábado, 8 de marzo de 2008

8 de Marzo Indocente el CEPER La Arboleda Perdida.

Las poetas indocentes que tanto brillaron en el Caleta repitieron al dia siguiente, 7 de Marzo, su faena en el CEPER La Arboleda Perdida de El Puerto de Santa María. Se cayó Blanca del cartel aunque estuvo, fugaz, entre el público y se les sumó Marisol Gómez, una adquisición reciente de la indocencia.

Fue un acto brillante. El Centro, alumnas y profesoras, estaba triste. Hacía apenas una semana que la violencia de género había segado la vida de una compañera , María Victoria Martínez, y ese mismo día , unas horas antes, ETA había asesinado en Arrasate, a un militante del PSOE. Una bandera andaluza con una rosa sobre una silla vacía y un minuto de silencio nos recordaron sus ausencias.

No eran las mejores condiciones para la lírica pero nuestras indocentes compañeras no tardaron en arrobar a las 200 mujeres que llenaban el patio. Marisol hizo su loa a la diosa Informática, Raquel espumó sus mejores poemas, con Mercedes navegamos por archipiélagos de versos y con Chari nos estremecimos cada vez que declamaba “¡Puta, puta!”. Vivaldi llenaba los interludios fundiendo aplausos y vítores y al final, hasta bises hubo por petición del público.

Al final , la tristeza se habia quedado agazapada tras el telón y nuestras mujeres salieron de allí con un clavel en la mano y su mejor sonrisa indocente.

Para quienes organizamos el acto, quedaba la sensación de que habíamos vivido un lujo que no estaba al alcance de cualquiera.

Gracias, Marisol, Raquel, Mercedes y Chari.

8 de Marzo Indocente en el Caleta.



"Es cierto que, afortunadamente, no estamos en los países árabes -comentaba, durante su intervención, la poetisa Mercedes Escolano-. Aún así, hace no tanto tiempo, las mujeres en España necesitaban el permiso de los maridos para escribir. Pero como yo soy soltera y nací en democracia, no tengo esos problemas y, dado que me tocó ser mujer, decidí aprovecharme de las ventajas".

Escolano, que da clases en el Pintor Juan Lara de El Puerto, fue la encargada de abrir un encuentro "híbrido", surgido al calor de las citas realizadas durante todo el año acerca de la Generación del 27. En esta ocasión, la excusa la ha dado el calendario y la iniciativa ha surgido desde el propio IES La Caleta, como un modo de recordar el Día de la Mujer Trabajadora. Así, coordinada por José Manuel Benítez Ariza, la cita de ayer pretendía acercar a la poesía en voz de mujer a varios alumnos de bachillerato y secundaria. Charla y lectura se mezclaron de la mano de Mercedes Escolano, Blanca Flores, Rosario Troncoso y Raquel Zarazaga en un encuentro que repasó los muy diferentes estilos que permite el género y, sobre todo, su infinita temática.

Así, Mercedes Escolano describió, en uno de sus poemas, su relación con la literatura: "Escribo, sobre todo, para jugar con las palabras -añadió-. Tal vez por eso, para mí son muy importantes los inicios y finales de los versos. Quedan como puntales y, a partir de ahí, voy construyendo como una enredadera". Igualmente, Zarazaga recordó a una compañera, "de mis años de adolescente", que escribía poemas y los colgaba en el corcho de la clase. "Ahora es una conocida poetisa, María Iglesias". Y, sobre todo, la autora bilbaína rememoró a una profesora de Literatura que fue la que "me enseñó el gustó por las palabras". Tal vez por eso, su intervención comenzó con un poema que recordaba a los judíos perseguidos en la II Guerra Mundial "que escondían libros o que se dedicaban a contar esas historias de boca en boca".

Cuestiones como las telenovelas de radio, la nostalgia de invierno, el maltrato, la condición femenina, el amor o el mundo virtual desfilaron, con percha de rima desordenada, de prosa lírica, de reflexión intimista o incluso de haiku para hacer llegar el mensaje de que la poesía encierra mucho más que sus clichés. Como también ocurre, por supuesto, con las voces de mujer.

Indocencias de Valentin Navarro

Te me fuiste cayendo como párpados
del mundo que cabía en mi retina
porque no me dejabas ver lo que éramos.
Y pedías al tiempo un milagro
o un instante de paz a mis latidos
hasta dejar caer la arquitectura
que sustentaban nuestros besos.

Deshacías las risas con tus muecas
de muñeca mimada, de niña triste
con boca seria y corazón cansado.

Quisiera regalarte esta mañana
para tomar café sobre tu cuerpo
o hacerte, lentamente, y al llamarte
o crearte, despacio y en voz baja
y en silencio, irías sacudiéndote,
poco a poco, la luz con mis recuerdos