A la hora convenida, en un patio donde crece un limonero lunero, se leyó el manifiesto y partimos tras las huellas periodísticas de Fernando, sus Mijitas del freidor. En la calle Flamenco, en el muelle, en
JOSÉ LUIS RUBIO
Y éstos fueron los poemas recitados:
Con sus libros
Con el viento del sur
dándole la espalda
camina Hortensia Romero
mientras recuerda la canción
que el pirata cantó a Cádiz
cuando lo vio en el viejo
colmao donde bebió el último trago.
Dejemos que el viento del sur
nos lleve por las callejas de Cádiz
cantando como aquel pirata
que en las noches de luna
en un tablao veía bailar
a las gaditanas guapas.
Cantes son de Cádiz las alegrías,
las soleares y las bulerías
pero también la malagueña del Mellizo
y el cante por siguiriyas
de Aurelio, de Pericón o del Flecha.
Chano y El Beni sus tanguillos
y sus cuchufletas gaditanas
que hacen reír a Fernando
cuando en una juerga los escucha.
AÑO SEGUNDO
Por segundo año
hemos buscado
huellas de Fernando
en las calles gaditanas
y las hemos encontrado
pero son tantas
sus huellas que aún quedan
muchas por recuperar.
Pero para mí tus huellas,
las más profundas,
están en tus versos,
versos que van haciendo lentamente
caminos en mi mente
y sugiriendo nuevos
poemas que descubran
la incomparable belleza
de Cádiz al mundo entero.
QUÉ BONITO ES MI CÁDIZ
He vuelto a pasear por tus calles,
que todas llevan al mar,
recordando otras fechas
tan distintas y tan lejanas.
El olor de tu mar me asaltó
en
y el vuelo de las gaviotas
despertaron mis pasados sueños.
El sol calentó mi cuerpo
en el parque Genovés
mientras el agua de las fuentes
entonaba una inolvidable canción.
Caminé por el espigón de mi Caleta
hacia el viejo castillo
viendo como el agua atravesaba
el emblemático puente Canal.
Contemplé las barcas varadas
en las rocas y evoqué mis días
de marisqueo y baño
cuando aún era un niño.
También rescaté paseando
el espigón un bello atardecer,
un hermoso y profundo beso
y unos versos enamorados.
Terminé mi paseo en una peña
flamenca llena de cuadros
y de duende que a mis compañeros
indocentes y a mí nos envolvió.
JOSÉ LUIS RUBIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario