de aquellas multitudes que piensan en la gloria,
que presenta la fama cuando es ejecutoria;
al adquirir la gracia que se llama cultura,
y es grande el sacrificio, unido a la constancia,
que convierte esa oscuridad completa
en geniales albores de virtud y enseñanza.
Por el honor que concede la institución,
sagrado ministerio, en fervores canto,
inculcando las letras, las ciencias y las artes,
consigue esa feliz historia de la transformación;
que es guía, luz y esperanza suprema
para brillar después en aquellas esferas
del mundo espiritual y omnipotente;
siendo el mejor presente que le ofrece,
en premios y desvelos, vigilias, sinsabores,
el ver aquellos niños que son hombres mayores,
y en aquellas alturas, celebridad tangible,
admirar con orgullo que ya todo es posible;
y alcanzarán la gloria solemne y verdadera,
que pasará a la historia en su figura señera.
El agradecimiento es virtud honorable,
y tenemos presente la labor admirable
que ofrece a las generaciones presentes y futuras
el insigne maestro, llevando a las alturas
ese ejemplo amoroso de enseñar lo que ignoran
esas frentes de talla berroqueña, esas mentes oscuras;
¡A ti, figura de gloria inmarcesible,
rendimos pleitesía, sintiendo, por esa humilde
gracia, la obligación de nuestra simpatía!
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