miércoles, 28 de noviembre de 2007

La arroba en el Parnaso.


A batallas de humor, campos de plumas.
(Casi cita, casi verso de J. M. Caballero Bonald)



De : La Indocencia Gaditana

Y bajo ella se esconden:
Juan V. Fernández de la Gala
Francisco Velázquez Barroso
Ramon Luque Sánchez
Daniel Cotta Lobato
Juan L. Rincón Ares

Hay quien la arroba
me la roba.

Hay quien la encuentra errante
y radiante,
y hasta amante
en la alcoba.

Hay quien ante este batiburrillo
pretende rehacer en un altillo
vocablos en masculino
y su grácil femenino.

Mas quisiera romper una lanza
en esta sibilina chanza,
por las palabras hembras
y machas,
pues mi cabeza no se agacha
ante tanta esperanza
y, ¡pardiez!, cuánta alabanza.

Que más vale maña que caña,
que sobran muchas eñes en España,
pues a mí la arroba no me apaña,
que no la sé leer ni a mí me ataña.
------o-------

Tiene guasa la arrob@. Quién diría
que la vieja medida castellana
renace hoy cual grácil cortesana
y pide para sí glosa y franquía

Y viene con su sexo. Qué alegría.
Qué me gusta su pose barragana,
su nombre indefinido de galana,
la moderna espiral de su osadía.

No es letra. No es un gesto. No es un ser.
No es hombre ni mujer. No expresa nada.
Sin embargo pretende el gran poder.

Miradla, pedigüeñ@ y desalmad@,
hermafrodit@ por predestinad@,
llevando los dos sexos a la vez.
----0-----

Fíeme, Don Alonso, la celada
que me apresto, tenaz, a la batalla;
sea metáfora el metal de la mi espada
que mi pluma no otorga, pues no calla.

En el brazo va el rostro de mi amada,
una arroba que la norma avasalla.
La o es un mal gigante, una alambrada
que a un género enaltece y a otro falla.

Que no sepan leerte los estrechos
caletres de una heterodoxia rancia
no te quita ni un gramo de hermosura.

Ya quisiera la hache los provechos
que tú, sexta vocal, con tu fragancia
has traído a mi novel literatura.
----o----

¡Oh docto caballero, no le subas
arrobas al lenguaje, que lo agachas!
¿Qué entiende él de machos ni de machas
ni de los nuevos piensos que le incubas?

¿Habremos de embriagarnos como cubas
y, en fe del nuevo idioma que remachas,
enterrar ya las haches y las hachas,
pisar también las uves y las uvas?

La arroba no me arroba -lo confieso-,
desde que un Cid la convirtió por vieja
de medida en vocal y perdió peso.

Y a riesgo de volverme negra oveja,
la lengua es como un buen jerez. Por eso,
yo no la llamo rancia, sino añeja.
----o----

Los tiempos han cambiado. Es evidente.
Si ya el hombre no manda y la mujer
sacrifica su recto proceder
y se le postra dócil y obediente,

no sé entonces por qué, oficialmente,
la lengua no revisa su carné
de identidad. Es sólo por vencer
al lenguaje machista y prepotente.

Ya no vale expresar en masculino
los dos géneros, hay que reflejar
que existen los dos seres al hablar.

Así diré asesinas y asesinos.
Al respecto no quiero ni un encono,
en vez de ser persona soy persono.
----o----

Aunque yo me las tilde de quijote,
no confundo gigantes con molinos
ni auguro nunca andar un mal camino
que llevará a mi lengua al despelote.

Cual si la arroba fuera un cruel garrote
y el castellano, un débil pueblerino,
hacéis de la gramática un supino
catálogo de inútil chapapote.

“No me toquen la lengua que me irrito”,
proclamáis ante el brusco amanecer
de esta vocal redonda y reversible.

Retruecáis la amargura a voz en grito:
“Lo que no puede ser, no puede ser
y a más de no poderse, es imposible”
----o----

Rompimos varias lanzas y de astillas
tapizamos el campo de las lides;
más soy de los quijotes - no los cides- :
vuelvo grupas y embrazo la adarguilla.

Quien le pone a una lengua mil trabillas
no la agranda y buscando mil ardides
la enmaraña con "quidam" y con "quides",
la hace añosa, parcial y bastardilla.

Ceje vuestra merced en el empeño
de poner puertas al campo y, ya sin hormas,
decídase a leer: "Tod@s " ( todos y todas),

que el Tiempo, que lo grande hace pequeño,
será el juez de los usos y las normas
por encima de l@s mod@s (los modos y las modas)
----o----

Dura lid la que absorbe vuestras fuerzas,
esforzados y nobles caballeros.
Mas dirimirlo ante un plato de berza
digo yo que sería más placentero.

No merece la pena este sofoco:
habiendo toneladas de talento
poco importa una arroba, o dos o ciento.
¡Que me aspen, pardiez, si me equivoco!

Limítense a la lengua en la disputa
que no llegue a hacer sangre este percance
y menos por cuestión tan diminuta.

Troquemos, pues, batalla por romance:
Desenvainad las lenguas resolutas
y a lengüetazos zánjese este lance
----o----

Yo nunca pude pensar
que de vieja y bebedora
pasara a ser gran señor@
que estrena un moderno ajuar.
Menuda barbaridad,
cómo cansa este debate
de palabras no de cates
a Dios gracias. A beber,
me da igual ser que no ser.
Haya paz con un empate.

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