sábado, 28 de marzo de 2009

Indocencias de Rosario Troncoso en la Arboleda Perdida




Chari - tras una primera sesión suspendida semanas atrás por culpa de los huracanes faltones - vino una tarde de jueves a nuestra clase, a nuestro taller de cuentos y rimas y, después de someterse gustosa al peaje de nuestras preguntas, nos llevó de viaje por sus delirios y sus mareas.
Mis alumnas y alumnos intercambiaron con ella versos, prosas, café y bizcochos.
Yo me sentí gozoso y suertudo por poder poner al alcance de las letras novatas de mi gente a tan grande poeta, a tan indocente pedazo de mujer.
Prometimos repetir. ¿Quién se apunta para la próxima, indocentes de mi corazón?
Juan Rincón.

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